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Al escribir un texto literario, el autor trata de alejarse del mundo para terminar más adentrado en él. Esta forma de alejamiento se traduce en el nacimiento de la figura del narrador y de los puntos de vista que este adoptará para contar la historia. Dentro del relato, el narrador puede desenvolverse desde distintas ópticas o lugares desde donde observa, son todas posiciones desde un punto de vista determinado que le confieren al narrador ventajas o desventajas a la hora de contar lo sucedido.

 

La teoría de Pimentel

En este sentido, la Dra. Luz Auora Pimentel, en su trabajo El relato en perspectiva: estudio de teoría narrativa,  explica que toda focalización es un filtro, “una especie de tamiz de conciencia por donde se hace pasar la información (1998:98)”, lo focalizado es el relato y quien focaliza es el narrador. Sin embargo, para la autora, la perspectiva no se reduce sólo a este, sino que puede optar por hablar desde cuatro perspectivas posibles: la del narrador, la de los personajes, la del lector y la de la trama; cada una de estas señala puntos de vista desde donde se observa el mundo del relato. Se detallan los cuatro tipos siguiendo la línea teórica de la autora:

  • Perspectiva del narrador

Desde esta perspectiva, existen tres tipos de focalizaciones: la focalización cero, la focalización interna y la focalización externa. La primera, tradicionalmente llamada narrador omnisciente,  es en donde el narrador no sólo tiene conciencia pura de todo lo que acontece, sino que también puede ir al pasado para dar algún tipo de información. La “autonomía” que caracteriza a esta focalización le confiere a la particularidad de ser una perspectiva de fácil identificación, “tanto para los juicios y opiniones que emite en su propia voz, como por la libertad que tiene para dar la información narrativa que él considere pertinente, en el momento que él juzgue como adecuado (98)”. La focalización interna es la que se da a partir del foco puesto en una mente o en varias, para acceder a su mundo particular. Así la focalización puede estar dada en un personaje, ir desplazándose de uno a otro (focalización interna variable) o puede ser múltiple, como cuando una misma historia o parte de ella es narrada por cada uno de los personajes. En la focalización externa, “la restricción consiste precisamente en su inaccesibilidad (100)” lo que imposibilita la entrada directa en los pensamientos de los personajes y hace que el lector deba inferir la información a partir de la acción y el diálogo.

  • Perspectiva de los personajes

No se aplica al discurso directo de los personajes, sino que está mediada por el discurso narrativo. Explica la autora:

…De este modo se funden las perspectivas figural y narratorial, ya que el mismo punto de vista que tiene el personaje sobre el mundo incidirá en su manera de transmitir la información narrativa. Esto ocurre muy evidentemente en la novela epistolar: la carta tiene al mismo tiempo una función narrativa y una función diegética: narrar acontecimientos y es generadora de acción (120).

Esta interacción entre las distintas voces da por resultado un efecto polifónico.

  • Perspectiva de la trama

La trama ofrece una determinada perspectiva al seleccionar qué acontecimientos se van a suceder, otorgando así una orientación específica a lo relatado. En primera instancia, esto bastaría para justificar a la trama como un punto de vista.  Dice Pimentel: “Si bien es cierto que es el narrador el responsable último de esa selección (de los acontecimientos), ese narrador nos oculta durante la mayor parte de la novela el punto de vista –o más bien “los puntos de vista”– que tal selección implica (122). Siempre que la línea de la trama se contraponga a la línea del personaje estaremos en presencia de este tipo de perspectiva.

  • Perspectiva del lector (implícito)

Puesto que todo relato implica un lector, como receptor del conjunto de la información, de alguna manera lo está anticipando. Pero toda vez que el discurso del narrador se dirija al lector, presuponiendo una familiaridad –en verdad inexistente–, lo hace hacia ese lector implícito. Entonces, aunque de forma pasiva, el lector real/actual participa dentro del relato.

Como se dijo anteriormente en La identidad del narrador, no hay narradores más ventajosos que otros, todos dependen del filtro que se le quiera dar al relato. La perspectiva no es más que una forma narrativa que relaciona al lector  con el accionar de los personajes. Qué se quiere contar, qué se quiere ocultar, en sí, desde qué punto de vista habla el narrador es, en pocas palabras, la escencia de la focalización narrativa.

 

 

Fuente:  Pimentel Aurora, El relato en perspectiva: estudio de teoría narrativa. Siglo XXI editores, 1998.

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